Con la PIPA hasta en la SOPA

Cuando parecía que a Bruselas, centro neurálgico de la Unión Europea, le estaba comiendo la oreja Google, al considerar la Propiedad Intelectual (en adelante P.I.) Europea como un modelo personalísimo en favor del autor y en detrimento del desarrollo de negocios tecnológicos. Aparecen, finalmente, estas dos leyes americanas PIPA y SOPA. La primera (Protect IP Act) para proteger la P.I. y la segunda (Stop Online Piracy Act) para frenar la piratería online.

Remontemonos a dos datos que fueron clave para que en España se hiceran atisbos de emular estas dos leyes que, a dia de hoy, han permitido al FBI cerrar paginas tan famosas como megaupload y megavideo. Me refiero, en primer lugar, a los archifamosos wikileaks, que desvelaron los numerosos «toques» que Estados Unidos había dado a España por permitir el incumplimiento y la vulneración en internet de los derechos de autor en lo concerniente a los contenidos protegidos, como por ejemplo la musica y las películas, estas ultimas uno de los grandes negocios de distribución mundial por su gran marketing a través de Hollywood. La segunda clave es la polémica Ley Sinde, que como quería ser radical y justa a la vez, con todo el público en contra, quedó un tanto desubicada, con muy mala prensa por sus diversos escapes reguladores fáciles de vulnerar de nuevo y para remate con el escándalo de SGAE que acabó por confundirlo todo algo mas si cabe.

Definitivamente, lo que van a conseguir estas nuevas redacciones jurídicas americanas es que en las webs solo se pueda ofrecer contenido o links a contenidos de los que se posea una autorización legal expresa. Este hecho va a significar que el dinero recaudado se repartirá entre los que se lo trabajan, i.e. los creadores y productores de lo creado, en vez de las compañías de telefonía y proveedores de internet (que venden y anuncian mayor velocidad para descargar, suponemos que contenidos) y los tantos y tantos webmaster (palabra casi vintage) que atraen visitantes, a cambio de publicidad, gracias al atractivo del valor añadido que tiene la musica y las obras audiovisuales que la gente va buscando.

Cuando escribí mi libro «P.I.: La Contraseña«, donde ofrezco unas nociones generales de la propiedad intelectual en un lenguaje asequible para jóvenes y todos los públicos, para despejar dudas y acercar un tema algo desconocido aunque muy opinado, avisaba de los cambios que iban a venir en la segunda década del siglo XX1 y no se han hecho esperar. Justo entran en vigor en el hemisferio opuesto situado en una parte del mundo donde se predice que este año seria el final del mismo, al menos tal y como lo conocemos.

Respeto a la creación, al autor y a la industria cultural y del entretenimiento que tanto se ha vulgarizado online, eso es lo que traen PIPA y SOPA. Pero como todo remedio conlleva unos efectos secundarios, hemos de ir acostumbrandonos a la clausura de webs a diestro y siniestro. ¿Tambien la propia de uno? Lo dejo en el aire.

Moraleja: cuando veas las barbas de tu vecino cortar pon las tuyas a remojar.

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